martes, 19 de enero de 2010

Sueño de vida

Merodea discretamente el amanecer por la ventana,
deja caer su luz infantil y la desliza travieso
a lo largo de la almohada hasta alcanzar el rostro.
Aún adormentado lo sospecho, lo espero
como cada día quince minutos antes que el despertador
anuncie una fecha y narre el titular de la mañana.

El olor a café expreso es casi visible, seguro palpable
-lo atraigo con las manos hacia la nariz y lo retengo
en una profunda bocanada de aire que me llena el pecho-.
Frotándome los ojos alcanzo la cocina, ignoro aquella nota
que yace junto a un bolígrafo azul mordisqueado.
Reacciona el inconsciente con un amago de sonrisa;
sutil e imperceptible se viene una cosquilla
a la comisura izquierda de los labios.

Remuevo el azúcar del café lenta e incesantemente,
en sentido contrario a las agujas del reloj,
como hago siempre, y me pierdo en la vista marítima
que se contempla tras los cristales, en el azul intenso
del agua, en la perfecta cadencia de sus ondas...

Escribo el último verso de un poema inacabado.
Cierro los ojos un segundo. Saltó el despertador:
"Buenos días Turín, veinte de enero de dos mil diez,
las ocho en punto en esta nublada mañana de invierno..."

6 comentarios:

  1. Pacostarsenelsofá20 de enero de 2010, 12:40

    Yo cada mañana,me tiro de la cama,buscando una razón.

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  2. media de jamon york con queso20 de enero de 2010, 15:14

    No,pienso que estoy pensando y ceso en mi empeño.

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  3. haces bien... a mí me da fiebre cuando pienso

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  4. Me gusta mucho Antoñito. Tiene un ritmo narrativo, a pesar de ser poema, magnífico. Consigues llevarme de la mano justo adonde pretendes y que me moleste el despertador de las 8. Muy bueno, en serio.

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  5. Estoy por enmarcar tu comentario. Vaya, gracias!

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