lunes, 27 de abril de 2009

Una gota de lluvia resbaló por tu mejilla

Una gota de lluvia resbaló por tu mejilla.
Como una lente de agua descubrió el surco

entonces oculto que limita una sonrisa

con aspiraciones de infinito.


La tibieza de la piel se apoderó de su esencia acuática

quedando ligera y dócil ante la gravedad.

Se detuvo en la comisura de los labios apenas una décima,

recorrió furtivamente, recreándose, el lívido desfiladero
que separa tu boca del abismo de todo lo demás.


Despertó un escalofrío eléctrico, como un beso inesperado

que derivó en una mueca homicida.

Se precipitó al vacío inhóspito que dejas tras tu paso

y fue a morir sobre las gélidas aceras

de una ciudad que ya nunca sería la misma.


Una gota de lluvia resbaló por tu mejilla

y fue una lágrima huérfana de tus ojos

buscando amparo fuera de la tempestad.
Durante un instante la lluvia tuvo alma,
y estuvo enamorada.

domingo, 26 de abril de 2009

A tumba abierta

Ya se acabó el verso azucarado de metáforas luminosas

y artificio de palabras acarameladas.

Ya se acabó la leche condensada en este café arrítmico

de talento descafeinado y coñac barato.

Ya se acabó la galantería dieciochesca, la vena becqueriana,

el estrafalario argumento de la primavera.


Ya se acabó la mentira perfumada que enmascara el hedor

de una verdad podrida y descompuesta.

Ya se acabó el susurro ebrio de traición poética destilada,

el principio de soneto de promesas incumplidas

que no llegó al primer terceto.


Ya se acabó tirar a dar con arcabuz y pólvora mojada,

y con balas blindadas al cielo disparar injurias.

Ya se acabó la tuna, las flores y la correspondencia

con un verso de Neruda en el posdata.


Hoy arriesgo a escribir a pecho descubierto,

a jugarme el resto sin mirar las cartas.

Hoy comienzo a vivir y a amar a tumba abierta.

Hoy tiro de orgullo. Para quien tenga agallas,

la apuesta está sobre la mesa.