No encontraré el camino, Penélope.
No destejas las noches, no esperes.
Huiré, como hice siempre, tan cobarde,
tan míseramente lúcido,
tan trágicamente exento de locura,
avergonzado por dentro,
náufrago en las heladas aguas
del conformismo y el miedo
-edema agudo del alma-.
No mires al mar, Penélope.
No me busques en las nubes.
Yo seguiré perdido y derrotado,
en algún lugar sin vida,
refugiado en la memoria,
echándote de menos.
La referencia griega me ha llevado a Kavafis casi sin darme cuenta y me ha recordado un poema que me atormantaba durante mi adolescencia, tiempo de miedos y cobardías, donde, como la voz de tu poema, quería esconderme del mundo , y era consciente de que también de su belleza:
ResponderEliminarCHE FECE... IL GRAN RIFIUTO
A cada uno le llega el día
de pronunciar el gran Sí o el gran
No. Quien dispuesto lo lleva
Sí manifiesta, y diciéndolo
progresa en el camino de la estima y la seguridad.
El que rehúsa no se arrepiente. Si de nuevo lo interrogasen
diría no de nuevo. Pero ese
no -legítimo- lo arruina para siempre.
(Espero que no haya una SGAE turca o egipcia)
Ramoncín te pide derechos igual...
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